La fatà il·lâ 'Alî

La fatà il·lâ 'Alî
"Has de saber que aquel que realiza la Futuwwah
es situado delante, cerca del Señor de los hombres.

Preferir el otro a sí mismo, he ahí el adorno del caballero (fatà).
Sea este quien sea, honor a él.

La impetuosidad de las pasiones no lo agitan,
siempre firme como una montaña.

Ninguna pena lo aflige, ningún miedo lo despoja
de sus nobles virtudes en el fragor de su combate.

Mira cómo, él solo, ha derribado los ídolos.
Así es él: suave y duro a un tiempo".

Ibn 'Arabî (Murcia, 1165-Damasco, 1240)

miércoles, 26 de febrero de 2014

Nomadismo, aristocracia y Futuwwah

Nomadismo, aristocracia y Futuwwah




"Existen afinidades entre lo nómada y la caballería, que en primer lugar son de función, pues los conquistadores nómadas suelen formar la aristocracia guerrera de los pueblos sometidos, y en segundo lugar y más profundamente, de casta, por así decirlo, ya que un caballero auténtico siempre tiene tendencias nómadas, así como un nómada aprecia las virtudes caballerescas. Advirtamos, empero, que no hay en el islam castas instituidas, a no ser que demos esta consideración al rango que en el plano social se les reconoce a los descendientes del profeta Muhammad. Mas éstos no ostentan privilegio alguno que se traduzca en funciones temporales o espirituales; constituyen sencillamente una 'élite' virtual. Si bien las castas no existen en cuanto instituciones, sin embargo existen en cuanto dotes naturales, y sólo se puede alcanzar el equilibrio colectivo en la medida en que aquéllas coincidan con las funciones que los individuos tienen en la realidad. ahora bien: las dotes están necesariamente relacionadas con la herencia, ley ésta que el pensamiento islámico nunca ha dejado de reconocer. La aristocracia de hecho, por tanto, siempre ha sido reconocida como tal. Desde otro punto de vista, el islam medieval reconoció las órdenes de caballería, incluso antes de que órdenes análogas se establecieran en el mundo de la cristiandad, ya que la ley coránica de la guerra santa [yihâd] proporciona el marco de la actividad espiritual que pone el acento en el heroísmo, la nobleza del alma y la abnegación; el vocablo Futuwwah, que define a estas órdenes, implica todas aquellas cualidades determinantes".

[Titus Burckhardt, El arte del islam, J. J. de Olañeta, Palma de Mallorca, 1988, p. 97].

miércoles, 12 de febrero de 2014

'Adab' y belleza

'Adab' y belleza


"Su gusto por la belleza, es lo que les ha acercado a los derviches al arte, entendido éste no como un adorno del camino interior sino como una vía muy particular, sensitiva, de conocimiento. El sufí posee alma y vocación de artista. De ahí la corrección de sus maneras, la elegancia natural, casi ritualizada, de sus gestos. De ahí su adab o saber estar en cada situación como corresponde. De ahí, en fin, que sea tan importante lo que dice como la manera de decirlo, su estilo; algo que podría parecer de entrada un poco adventicio, e incluso fútil, pero que, al contrario, manifiesta un estado interior profundo y universal. Y es que lo que cautiva de los sufíes es cómo dicen lo que dicen. El suyo es el arte del despertar a la unidad absoluta del ser. El espiritual sufí, como el artista, nos invita a escrutar el envés de lo dado. El espiritual sufí, como el artista, nos revela la naturaleza intrínseca de las cosas".

[Halil Bárcena, Sufismo, Fragmenta, Barcelona, Barcelona, p. 151].

Caballería y rebelión interior

Caballería espiritual y rebelión interior

"La única y verdadera rebelión posible contra la condición actual de la humanidad parece pasar por una rebelión silenciosa e interior, capaz de liberarnos de las restricciones normativas, convirtiéndose en testigo y garante de la nobleza del alma, y, por qué no, de un «caballero espiritual»".

[Cheikh Khaled Bentounes, Terapia del alma. A la luz del sufismo, Obelisco, Barcelona, 2012, p. 40].

martes, 4 de febrero de 2014

Cualidades beduinas, verticalidad caballeresca

Nobleza y generosidad beduinas


"El elemento 'intelección' o 'contemplación' se afirma, en el islam, por el dogma unitario y por la metafísica que se vincula a éste, y psicológicamente por la acentuación de los elementos 'certeza' y 'serenidad'. El elemento 'combatividad', por su parte, se afirma por la guerra santa [yihâd] y sus aplicaciones espirituales, y fundamentalmente por las cualidades beduinas de nobleza y generosidad; y esta 'verticalidad' caballeresca facilita el marco, las más de las veces, para la heroicidad contemplativa, como lo demuestra la interiorización de la guerra santa".

[Frithjof Schuon, El sufismo: velo y quintaesencia, J. J. de Olañeta, Palma de Mallorca, 2002, p. 105].